sábado, 28 de febrero de 2015

Marchan en Perú contra la televisión basura

Cientos de personas, entre jóvenes y adultos, se movilizan por las diferentes calles de Lima en la denominada marcha contra la “televisión basura”, en rechazo al contenido que ofrecen algunos canales televisivos
La marcha, contra la “televisión basura”, como se denomina a programas considerados de gran pobreza cultural fue convocada por colectivos juveniles, recorrió los principales canales de la televisión abierta. La movilización fue pacífica, aunque en la estación Latina fueron rotas algunas gigantografías de publicidad de los programas.
Para contrarrestar el argumento de que no debe ponerse límites a la libertad de expresión, los convocantes hicieron énfasis en espacios que tienen indirectamente contenido sexual y que se transmiten en horarios habilitados para menores de edad, lo que sí constituye una falta.
“Esto es guerra” y “Combate”, de los canales América y ATV, respectivamente, fueron los más citados por los manifestantes como ejemplo de programas que causan daño en la juventud al supuestamente promover “antivalores” y glorificar la frivolidad.
En “Esto es guerra”, “Combate” y programas similares participan jóvenes que compiten en pruebas atléticas con prensas diminutas y exponen abiertamente sus vidas, incluyendo romances reales o fingidos.
Las historias personales de esos concursantes, que se han convertido en ídolos de muchos jóvenes y niños a pesar de su carencia de formación cultural, también ocupan grandes espacios en los noticieros de cada canal.
La convocatoria también tuvo detractores que argumentaban que quienes no gusten de esos programas tienen la opción de cambiar de canal o apagar el televisor.
Qué se cumpla la Ley
Dicha movilización se da en demanda del cumplimiento del artículo 40° de la Ley de Radio y Televisión, referido al horario de protección al menor.
Según dicho artículo, “la programación que se transmita en horario familiar (06:00 -22:00 horas) debe evitar contenidos violentos, obscenos o de otra índole que puedan afectar los valores inherentes a la familia, niños y adolescentes”.
Entre los organizadores de la marcha figuran el Colegio de Periodistas de Lima, el Colegio de Psicólogos del Perú, la Coordinadora Nacional de Juventudes Digitales el Colectivo por una TV con Valores, el Foro Nacional de Juventudes de los Partidos Políticos, y universitarios, artistas y profesionales.
Los menores de edad merecen respeto por parte de la programación de la televisión de señal abierta. Bajo esa premisa es que nace la iniciativa, en Facebook y otras redes sociales, de marchar contra la denominada "Televisión Basura".
Para que el propósito quede totalmente claro, la página de Facebook "No a la TV Basura en el Perú", junto a los organizadores del movimiento, publicaron en un video el objetivo principal de la intervención: exigir el cumplimiento del artículo 40 de la Ley de Radio y Televisión N° 28278, la cuál habla del horario de protección del menor.
La sección de Ley a la que hace referencia la publicación de Facebook dice: "La programación que se transmita en el horario familiar debe evitar los contenidos violentos, obscenos o de otra índole que puedan afectar los valores inherentes a la familia, los niños y los adolescentes. Este horario es el comprendido entre las 06:00 y 22:00 horas."
Justamente, al inicio del video de Facebook, los rostros de la marcha, convocada para el 27 de de este mes en el Campo de Marte, rezaron el artículo de la referida Ley para luego informar que es "un derecho ciudadano pedir producción de calidad".
En la publicación de Facebook citan también al artículo 14 de la Constitución Política del Perú, la cual refiere que los medios de comunicación social deben apoyar al Estado con la educación, formación moral y cultural.
La bendita maldición de Gutenberg
Por: Alfredo Bullard, abogado
Sobre la marcha en contra de la televisión basura
El invento de la imprenta por Gutenberg desató en su tiempo una ola de críticas. A la teoría de que era peligroso poner al alcance de “la plebe” la cultura a través de tanto libro, se sumaron voces que decían que la juventud se perdería en el ocio y la distracción de leer dejando de esa manera de trabajar y hacer cosas provechosas (igualito a lo que hoy se dice de la juventud y las computadoras, los smartphones y las redes sociales). Incluso, en pleno siglo XIX, el dos veces primer ministro británico Benjamin Disraeli llegó a decir que la mayor desgracia que le había caído al hombre era la imprenta porque había destruido la educación.
La información democratiza el poder porque nos da la posibilidad de elegir entre más opciones. A quienes no les gusta democratizar ese poder, la difusión de información les es peligrosa porque con ella se da a conocer tanto lo que nos gusta como lo que no nos gusta.
Algunos querían decidir lo que debían leer los demás. Entonces a Gutenberg se le respondió con la censura.
El caso más notable es el Index Librorum Prohibitorum et Expurgatorum o Índice de los Libros Prohibidos (más conocido como el Índex), una relación de publicaciones prohibidas y perseguidas por la Iglesia Católica. Este incluía a autores como La Fontaine, Descartes, Montesquieu, Copérnico, Zola, Balzac, Victor Hugo (“Los miserables” recién se retiró del Índex en 1959), Pascal, Hume, Kant, Darwin o Sartre. Incluso hasta “Los tres mosqueteros” de Dumas estuvo incluido, pues se consideraba anticlerical el trato que daban al archienemigo de D’Artagnan y sus amigos, el cardenal Richeliu. Otro ejemplo interesante es la del sexólogo holandés Theodoor Hendrik van de Velde, autor del manual de sexo “El matrimonio perfecto”, en el que se animaba a los matrimonios a disfrutar del sexo.
Pero la cesura no se limita a la Iglesia. “1984” de Orwell, el “Ulises” de Joyce, “El gran Gatsby” de Fitzgerald, entre otros, fueron censurados en Estados Unidos por contener material sexual explícito. “Harry Potter” ha sido también censurado en ese país para su uso en educación por considerar que va en contra de las enseñanzas cristianas. Algo similar ocurrió con “El mago de Oz”, pues se pensaba que fomentaba la brujería. “Sherlock Holmes” fue censurado en la Unión Soviética por las creencias esotéricas de su autor (Arthur Conan Doyle). Y “Alicia en el país de las maravillas” fue censurado en China por darle a los animales la capacidad de interactuar como los humanos.
Somos libres de expresar que lo que dicen esos libros nos gusta o no. Somos libres de criticar sus ideas o sus personajes o los valores que difunden. Somos libres de no leerlos. Pero no somos libres de impedir que otros usen su libertad para leerlos.
Somos libres de marchar contra la llamada televisión basura. Programas como “Combate” o “Esto es guerra” me parecen estúpidos y sin gracia. Si los dueños de los canales me pidieran mi opinión, les recomendaría que los saquen. Pero esa es mi opinión y puede diferir de la de otros. El problema es pretender que la ley o las interpretaciones de esas leyes limiten la libertad de esos otros. Las opiniones se combaten con opiniones, no con leyes.
¿Y los niños? Pues la facultad de decidir qué ven o qué no ven los niños es de los padres, no del Estado. Es legítimo que un padre censure lo que su hijo debe ver. Lo que no es legítimo es que esa censura sea decidida por otros.
Wendell Phillips decía que la pólvora hizo para la guerra lo que la imprenta ha hecho por la mente. Las malas ideas son tan necesarias como las buenas para ejercitar nuestra inteligencia, entrenar nuestra tolerancia y ejercer nuestra libertad. Así podemos aprender a distinguir lo bueno de lo malo, porque la censura no es sino engañar a nuestra mente privándola de la posibilidad de juzgar. Parafraseando a Bentham, es imposible medir el mal que causa la censura porque es imposible decir dónde termina.
Fuentes: DPA, El Comercio, Perú16

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