domingo, 22 de enero de 2012

Lanata - Calicchio: Medios sin fin de lucro en cuestión

Jorge Lanata fue entrevistado por Fernanda Iglesias en el diario La Nación. Iglesias le pidió una opinión sobre la Ley de Medios. Dijo Lanata: "Pienso que los decretos no generan audiencia. Esto de vamos a desmonopolizar los medios creando nuevos medios, no significa que esos medios vayan a tener público. Una cosa no trae a la otra. Esta boludez de "hagamos la radio de los wichis", ¿quién carajo va a escuchar la radio de los wichis? Y lo que es peor, ¿quién va a poner avisos en la radio de los wichis? ¿Y cómo le van a pagar el sueldo a los operadores? Esto es vida real. Es un negocio como cualquier industria."

El ¿quién carajo va a escuchar la radio de los wichis? repercutió en las redes sociales y con muchas críticas al fundador de PáginaI12. En ese diario le respondió Pascual Calicchio*:
Hace algunos días Jorge Lanata dijo al diario La Nación: “Esta boludez de ‘hagamos la radio de los wichís’, ¿quién carajo va la radio de los wichís? Y lo que es peor, ¿quién va a poner avisos en la radio de los wichís? ¿Y cómo les van a pagar el sueldo a los operadores?”.

En medio de otras declaraciones polémicas esto quedó en un segundo plano para los grandes medios.

Más allá del etnocentrismo explícito de Lanata también nos encontramos frente a una mirada unidireccional de las concepciones sobre la comunicación que exceden a dicho periodista. Lanata, y muchos otros comunicadores, no pueden pensar la comunicación bajo otra lógica que no sea la del lucro. Para ellos la lógica es maximizar la llegada, sea para influir políticamente en la población, sea para conseguir más anunciantes.

Pero resulta que los wichís (y cualquier otro pueblo originario) quieren una radio para que la puedan escuchar los wichís, para rescatar su cultura, para poder hablar en su idioma, no para tener rating entre los “criollos”. A la radio de los wichís no tienen por qué interesarle los avisos comerciales; quizás estén más interesados en los avisos comunitarios y sean esas mismas comunidades las que provean los operadores y les paguen, o tal vez sean voluntarios.

Esta mirada no es exclusiva de Lanata o los medios concentrados, y no se da sólo sobre los pueblos originarios. También es la mirada de algunos funcionarios, sobre todo los que vienen de alguna experiencia en el ex ComFeR, que expresan ideas similares a la hora de tratar con los medios de organizaciones sociales, como cuenta Natalia Vinelli en el artículo “Siete chicanas contra la televisión alternativa” publicado en la revista Revista Documental para repensar el cine hoy. Es la experiencia que viven los integrantes del Espacio Abierto de Televisoras Populares, Comunitarias y Alternativas cuando intentan discutir los pliegos de las licencias.

Hay desconfianza y escepticismo en que otra comunicación sea posible y se apuesta a una copia de lo viejo con línea propia.

Tuve la oportunidad de participar de la inauguración, en el paraje Aucapán, a unos 60 km de Junín de los Andes, de la primera radio comunitaria mapuche y conocer su experiencia. Para un extraño como yo era difícil saber para quién transmitían, ya que el lugar parecía deshabitado. Pero ellos sabían detrás de qué cerro, a la vuelta de qué río, había una comunidad o una familia que tenía como único medio para comunicarse a la radio.

También pude participar en capacitaciones junto a la Red de Comunicación Indígena en Jujuy. Ahí había debates, estrategias y se capacitaban para hacer una radio mejor, siempre pensando en sus comunidades y en su cultura, no en los números de Ibope.

Los pueblos originarios se incorporaron a la Coalición por una Radiodifusión Democrática después de varias discusiones y con mucha desconfianza, pero se fueron saldando debates y se pudo avanzar hasta incorporar en la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual distintos puntos propuestos por ellos en foros y debates.

Matías Melillán, coordinador general a nivel nacional del equipo de comunicación de pueblos originarios y representante en el Consejo Federal de Comunicación Audiovisual me relató en una entrevista que le hice para mi tesis: “Nosotros proponíamos que el ciento por ciento del espectro quedara dividido en cuatro sectores, que no quedáramos nosotros dentro de los otros tres, pero producto de que ya estaba avanzada la discusión y que íbamos a entorpecer el trabajo que venían realizando aquellos compañeros que estaban más involucrados fuimos discutiendo alternativas.”

Así se fue avanzando hasta llegar a un acuerdo: “En la ley quedamos reconocidos como públicas no estatales, en base al reconocimiento de la preexistencia como nación y demás marco legal que hay en Argentina.”

Fue entonces un largo proceso, de trabajo, articulaciones, debates, para que los wichís puedan tener su radio. Y son cientos los que esperan poder escucharse en ella.
Quizá sea interesante aprovechar la pregunta de Lanata para ir más allá: ¿Quién carajo va a escuchar la radio de los sindicatos, de las organizaciones territoriales, de las iglesias, de las fábricas recuperadas, quién va a pagar sus sueldos o ponerles un aviso? Es una pregunta que tienen que hacerse todos aquellos que estén dispuestos a ocupar el 33 por ciento del espectro que prevé la ley, pero teniendo como objetivo los que establezcan sus compañeros y compañeras y no el minuto a minuto o los auspiciantes.
*Docente de Políticas y Planificación de la Comunicación, UBA.UCES
En el bisemanario Perfíl respondió Lanata:
Relato de la pobreza
Un país que tampoco veremos en TV digital
Piden agua y tierra, no les dan; les ofrecen irrealizables sueños mediáticos, pero contarlo es... lógica de lucro.
Por: Jorge Lanata
Hace unas semanas, en una columna publicada por Perfil sobre los estereotipos y prejuicios con que el Gobierno se maneja frente a los medios, comentamos sobre la escasa utilidad de algunos proyectos en teoría encantadores pero prácticamente irrealizables; en ese marco citamos,a modo de ejemplo, “la radio de los wichis”. El vendaval del aparato oficial de propaganda se desató de inmediato: “Seis, siete, rocho” se relamió con una especie de superprodución “Lanata vs. wichis”, que ocupó mas de media hora, y Gwirtz siguió facturando dinero público y haciendo el trabajo sucio. Por poco se me mostraba partidario del genocidio de los pueblos originarios. A coro, otro montón de almas nobles y políticamente correctas salieron a hablar del asunto, indignadas.

Un tal Pascual Calicchio dedicó el miércoles,en “Boletín Oficial/12”, una columna al tema: en ella habla de mi “etnocentrismo explícito”, “mirada unidireccional”, ”lógica de lucro”. Calicchio, que en algunas páginas de la red se autodefine como periodista, docente, militante y DJ”, es de esos militantes que días atrás, en una columna, decíamos que militan, pero con nuestro dinero y no con el propio: todas sus ocupaciones son financiadas con dinero público. Calicchio es docente de la UBA, “facilitador” del Ministerio de Desarrollo Social, asesor de la diputada Cecilia Merchan, coordinador del Area de Comunicación del Movimiento Barrios de Pie y productor de Estación Argentina, un programa que transmite Radio Nacional. El alma sensible de Calicchio en su desvelo por los wichis lo coloca casi primero en la misma fila que comparte con el Gobierno, que también se “preocupa” por el tema.

Lástima que esa preocupación oficial, como tantas otras, se declama pero no se ejerce. Casi cuarenta mil argentinos son wichis, la segunda comunidad indígena más importante del Chaco salteño. Desde el primer año del gobierno de “El” que los wichis reclaman, sin éxito, por sus tierras: la protesta comenzó en 2004 y en 2006 presentaron una acción legal ante el juzgado de Orán para la demarcación de áreas que ocupan históricamente; también denunciaron entonces que los permisos de desmonte son irregulares, que no se garantizó su participación, que las audiencias se hicieron en lugares alejados y no se tradujeron los informes a su lengua para que pudieran comprenderlos y expresarse.

Los wichis han denunciado en varias oportunidades al gobernador kirchnerista Urtubey por “genocidio en grado de tentativa”. Los caciques Vega, Miranda, Rivero y Pérez denunciaron a Urtubey en la Comisaría 42ª de Tartagal por violar las constituciones nacional y provincial, y el artículo 169 de la OIT, que reconoce la propiedad de la tierra a sus trabajadores originarios. Es por demás conocido el trabajo del diputado Miguel Bonasso con la Ley de Bosques. Bonasso denunció que cada semana se derriban más de 5 mil hectáreas de bosques nativos, sin la ley reglamentada y sin multas que se apliquen.

En el Chaco la Agencia Rodolfo Walsh ha informado sobre los acampes de los wichis en Techat, en protesta por la falta de agua para las comunidades. Allí el agua es distribuida por la empresa Sameep, y les cobran $ 60 cada mil litros, en el mismo país donde el gobierno K les regala agua a las mineras.

En Formosa, un cable de la misma agencia informó el 22 de octubre de 2011 que un número incierto de wichis fueron secuestrados en galpones y al día siguiente obligados a votar por el kirchnerismo.

Uno de los responsables directos del atropello fue Cristino Mendoza, candidato que responde al kirchnerista Gildo Insfrán, que ya había sido denunciado por hechos similares en 2009.

Las almas sensibles del oficialismo, los hombres de corazón tierno, se preocupan por la radio de los wichis pero no por su sed, su hambre o su exilio interno.

Eso sí: los wichis podrán relatarse su pobreza por FM, o por televisión digital terrestre, en los cortes de Futbol para Todos.
Pascual Calicchio desde su cuenta de Twitter dijo "lo hace atacándome como si yo fuera oficialista cuando soy militante del FAP, a info que pone sobre mi la sacó de google y es equivocada" y le pidió a Perfil: "hola, soy un tal Pascual Calicchio, hay posibilidad de dar una respuesta?"
Contuinuará...

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