sábado, 13 de noviembre de 2010

Radios Comunitarias: Piezas claves para expandir democracia

La periodista chilena María Pía Matta, una feminista convencida de que la comunicación es un derecho de todos basado en la libertad de expresión, es la nueva presidenta de la Asociación Mundial de Radios Comunitarias (AMARC).
Por: Marcela Valente
Matta fue elegida al final de la Décima Conferencia Mundial de AMARC, realizada esta semana en La Plata, 56 kilómetros al sudeste de Buenos Aires, bajo el lema de "aumentar la eficacia de radios comunitarias en el logro de una mayor justicia social".
Los más de 4.000 miembros de AMARC en los cinco continentes deben tener un reconocimiento legal cada vez mayor, "porque constituyen una herramienta clave para expandir la democracia a nivel local y global", sostuvo en entrevista con IPS.
Iniciada al mismo tiempo en el periodismo de medios alternativos y en el activismo social, Matta lidera la organización no gubernamental La Morada, que fundó en Chile la Radio Tierra, la primera emisora feminista de América Latina.
Como vicepresidenta de AMARC, presidida hasta ahora por el inglés Steve Buckley, fue un referente de las radios comunitarias de la región, que crecen en el marco de un proceso social y político de reformas.
Esa experiencia se volcará ahora a la red global, procurando una participación cada vez mayor de las mujeres en las radios comunitarias y en la dirección de AMARC.

¿Cómo describiría el momento que viven hoy las radios comunitarias?
Yo creo que hubo un gran avance en el mundo sobre la comprensión de lo que significan los medios comunitarios y su relación con una mejor calidad de vida. A veces se cree que los temas de radio comunitaria tienen que ver con los que trabajan en ella, pero en realidad tienen mucho que ver con el bien común.
El viejo concepto de la comunicación como uno que emite y un receptor se basaba en un derecho individual, y los medios comunitarios son una vía para una mejor democracia, que incluya a todos.

¿Hay una expansión del fenómeno o mayor visibilidad?
Hay una clara expansión. En Nepal, en India, Nigeria. En Bangladesh, en África, un crecimiento enorme en Asia, en América Latina. Muchas son experiencias constitutivas, ejemplos por su sustentabilidad, su relación con la sociedad civil.
El periodismo en estas radios es distinto del formal. Es un aprendizaje que hay que hacer y las que lo logran son un modelo para otras.

¿Cuáles serían los principales retos de su gestión al frente de AMARC?
Hacer una dirección internacional que incorpore a todas las regiones. Promover fuertemente la participación de las mujeres en las radios comunitarias, en su gestión, en la dirección y también en AMARC a nivel regional y mundial.
Otra de las metas será el rescate de las lenguas indígenas. En el marco de nuestra pelea por la libertad de expresión y el derecho a la comunicación, tenemos que reivindicar el derecho a la diversidad lingüística, que es un tema transversal a todas las regiones.
Y trabajar mejor la perspectiva noticiosa. AMARC tiene más de 5.000 radios asociadas y muchas de ellas son fuentes de información de sus comunidades, un elemento del que carecen hoy los grandes medios de comunicación.

¿Cuáles serán los principales desafíos en América Latina?
América Latina avanzó mucho en los marcos de legislación afirmativa para medios alternativos y eso es algo que tenemos que seguir profundizando. Por ejemplo, todo lo que hemos recorrido en el sistema interamericano de la OEA (Organización de los Estados Americanos) puede ser llevado a otros ámbitos como la Unión de Naciones Suramericanas o la Comunidad Andina.

¿A qué se refiere con el recorrido en la OEA?
En 2002 AMARC logró que la Corte Interamericana de Derechos Humanos pronunciara el primer veredicto sobre la necesidad de que el espacio radioeléctrico sea diversificado. Es decir, hemos convencido a los magistrados de que cuando se habla de radio se habla de libertad de expresión. Eso fue un aporte de AMARC.
El soporte no importa. Puede ser papel o una vía tecnológica, pero estamos hablando del derecho a la libertad de expresión.

¿Hubo otros pronunciamientos en esa línea?
Sí, la relatoría de libertad de expresión de la OEA expresó que los estados no deben dificultar a las comunidades el acceso a las frecuencias sino que deben fomentarlo, generando procesos transparentes de participación. Planteamos allí el problema de Chile, Paraguay y Honduras, que padecen restricciones.
En Honduras hubo una seguidilla de periodistas muertos, pero además las radios se subastan y no tienen ninguna protección.
Algunas son permanentemente agredidas, como las de la etnia garífuna de la costa atlántica. Grandes grupos empresarios quieren instalar un centro turístico en ese lugar y pretenden barrer a la comunidad y entonces se producen atentados contra las radios comunitarias.

A su juicio, ¿qué se puede lograr mediante pronunciamientos de la OEA?
A ningún país le gusta recibir recomendaciones porque no está actuando de manera democrática. Es una manera de ir avanzando en la comprensión de los derechos. La libertad de expresión, los derechos a una ciudadanía que informe y sea informada, va formando parte de una jurisprudencia que sirve incluso a otras regiones.

¿Qué opina sobre las nuevas leyes de medios en la región que están surgiendo?
Siendo muy respetuosa de todos los procesos, debo decir que la nueva ley (de Servicios de Comunicación Audiovisual), promulgada en Argentina es la mejor por lejos. También Uruguay avanzó en una ley de radios comunitarias y ahora va por una nueva ley de medios similar a la de Argentina.
La ley de Ecuador, en cambio, es más polémica, porque en lugar de cuestionar el sistema de medios se mete con los contenidos, y eso es complicado.
De todos modos, se hicieron enormes avances en la participación, en la forma en que se regulan los medios y en cómo se accede a ellos.

¿Y hay países más rezagados en ese proceso de apertura?
Sí. En Brasil, por ejemplo, debería haber un cambio muy pronto. Actualmente es uno de los países que más ha castigado a las radios comunitarias aplicándoles el derecho penal a miles de "radialistas". Esta situación de precariedad se da también en Chile y en Paraguay, donde las radios comunitarias no tienen reconocimiento.

Las voces que sobrevuelan el desastre
"Las radios comunitarias en Haití tenemos un rol indispensable en las catástrofes y más las mujeres, que podemos identificar cuáles son las necesidades más urgentes de las familias para reconstruir el país", aseguró la representante de una de estas emisoras en el país caribeño
Marie Justine Gurlein, de Radio Refraka de Haití, contó su experiencia durante una mesa redonda que convocó a mujeres de radio en situaciones de conflicto y emergencia, durante la Décima Conferencia Mundial de Radios Comunitarias, que se realiza en la ciudad argentina de La Plata, a 56 kilómetros al sudeste de Buenos Aires.
Es la primera ocasión que la reunión, que se realiza a lo largo de esta semana y es organizada por la Asociación Mundial de Radios Comunitarias (AMARC) tiene lugar en un país sudamericano.
AMARC tiene más de 4.000 miembros en los cinco continentes y en la conferencia mundial participan 400 radios comunitarias, convocadas en esta ocasión bajo el propósito de "aumentar su eficacia en el logro de una mayor justicia social".
Mediante talleres, seminarios, mesas redondas, teleconferencias, videos y asambleas los autodenominados "radialistas" analizan cómo contribuir a la reducción de la desigualdad, a la mitigación del cambio climático y a una mejor gestión frente a los desastres.
Gurlein se refirió al terremoto que el 12 de enero devastó Haití y ocasionó más de 222.500 víctimas mortales. A esa catástrofe se sumaron ahora los efectos del huracán Tomás y una epidemia de cólera. "Las mujeres tienen un papel clave en mantener unida a la familia en estos conflictos", destacó.
Para mejorar su función, dijo, las radios comunitarias deben intercambiar saberes con sus pares de otros países del Sur en desarrollo. Necesitan mayor capacitación en temas de género y aprender el español "para trabajar mejor en la región", dijo en francés.
De la mesa participaron también otras mujeres de radio en comunidades que viven situaciones críticas.
Suyapa Banegas, de Radio Marcala de Honduras, contó a IPS su experiencia durante el golpe de Estado cívico-militar de junio de 2009 en su país.
"Sufrimos represión, persecución y amenazas de cierre por parte del Ejército", enumeró. Radio Marcala, que dio visibilidad a las mujeres hondureñas, emite desde el municipio del mismo nombre, situado a 180 kilómetros al oeste de Tegucigalpa, en una región habitada por la etnia lenca.
Banegas es la directora de programación de la radio que emite entre las 5:00 y las 22:00. "Ante tanta desigualdad uno siente la necesidad de cambiar las cosas, pero sin recursos la única vía es un medio de comunicación", declaró.
El problema es que en Honduras, como en otros países de América Central, las frecuencias se subastan. "El que paga más se queda con el aire. Hasta en ese reparto está bien marcada la desigualdad", añadió.
No obstante, las mujeres de la región consiguieron un atajo para legalizar la operación. La radio está registrada como comercial a pesar de que su objetivo no es ganar dinero sino darle voz a los que no la tienen.
Desde entonces lograron colocar en la agenda pública temas como el acceso de las mujeres a la tierra, un proceso en el que estuvieron marginadas tradicionalmente, y también el tema de sus derechos sexuales y reproductivos.
En la mesa plantearon además sus casos mujeres de Argentina, Bolivia, Chile, Mozambique, Filipinas, Nepal y Uganda.
Benilde Nhalevilo, de Radio Forcom de Mozambique, remarcó los efectos que aún tiene sobre las mujeres la guerra civil en su país (1977-1992). "Las radios comunitarias tenemos responsabilidad de convocar al Estado para hablar de ellas", exhortó.
Perla Wilson, de la chilena Radio Tierra, contó a IPS del papel en la emergencia de una emisora como la suya, la primera de carácter feminista de América Latina, nacida al final de la dictadura a partir de una idea de la organización no gubernamental La Morada.
La radio abrió un espacio de participación a las mujeres durante la transición democrática colocando en la agenda pública temas como la violencia de género o la sexualidad, pero además, acogió también a otras voces marginadas.
En Radio Tierra dio cabida al primer programa hecho por una minoría homosexual y al primero realizado por indígenas mapuches en su propio idioma.
Cuando el 27 de febrero Chile sufrió otro destructor terremoto, seguido de un tsunami, Tierra, salió al aire pese a los daños sufridos, al igual que muchas otras radios que aún esperan un reconocimiento similar al que tienen otros medios de comunicación.
"Las comunicaciones colapsaron en Chile, pero las radios en general seguimos funcionando y las comunitarias tuvimos una función social brindado servicios a los afectados y tratando de restablecer un diálogo en una sociedad fragmentada", señaló.
Wilson sostuvo que mientras la televisión sólo registraba los hechos mediante imágenes repetitivas, las radios comunitarias, con una enorme precariedad de recursos, se pusieron al servicio de los damnificados por la tragedia.

Foto superior: Radio Fe y Alegria
Fuente: Inter Press Service

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