martes, 18 de septiembre de 2007

En Newell´s manda la barra de López

Hoy el Olé llegó tarde a Rosario y enseguida se agotó. Los diarios locales otorgan poco desarrollo al poder que ganaron los barras bravas en NOB.  A continuación la cobertura que realizaron Olé y La Nación Deportiva:

Descabezado
Los barras dispusieron de una zona liberada para llegar hasta donde estaba Marini. Pimpi lo agredió y tuvieron que entrar los jugadores para separar. Un club sin rumbo.
Roman Fiori rfiori@ole.com.ar
No daba para más. Los momentos previos a la renuncia de Marini no dejaban margen para otra decisión. Después de la derrota en el clásico, los barras esperaban al entrenador a metros de Eduardo López, presidente del club: hubo trompadas e intervención de los jugadores. Después, los violentos reagruparon gente y quisieron entrar al vestuario: el DT debió irse en patrullero. Ayer oficializó su desvinculación del club luego de una reunión sintética con López.
Apenas entró al vestuario, a Pablo Marini lo recibió Eduardo López. El presidente, que se jacta de nunca echar a un técnico ("O renuncian o los echa la gente", suele repetir en estas ocasiones que ya conoce 18 veces en 12 años de gestión), lo dejó con un mensaje tranquilizador: "Quedate tranquilo, mañana hablamos", le habría dicho. Entonces, el DT fue a poner la cara ante la prensa. Al dejar la sala de conferencias, el gimnasio (paso obligado hacia el vestuario) estaba colmado por 20 barras que no paraban de increpar al técnico sin un policía a la vista: les habían liberado la zona. El DT ingresó al consultorio médico, habitación que separa el gimnasio del vestuario, donde estaban los jugadores. Pero los intrusos se metieron y la discusión subió de tono. Pimpi, jefe de la barra, le exigió la renuncia: "Andate, me cansaste, andate", le gritó, pero Pomelo le retrucó: "Me voy a hablar con el presidente. Vos no sos el que me va a echar a mí". "Acá mandamos nosotros, ¿desde cuándo son guapos los del cuerpo técnico?", tiró Pimpi, hasta que no mediaron más palabras: el barra le dio un cabezazo y el DT respondió con una trompada. El Pitufo Grioni, ayudante de campo, también se defendió ante el ataque de uno de los laderos de Pimpi. Los ruidos y los gritos hicieron que los jugadores de mayor experiencia intervinieran en defensa del cuerpo técnico, separando y pidiéndoles a los barras que salieran de la zona.
Afuera, en el playón del vestuario local, la situación también estaba pesada. Antes de la salida de los jugadores ya no quedaban policías (¿otro sector acordado a disposición de los barras?). Ahí, llegaron hinchas comunes que iban a descargar la frustración post derrota contra todos: Salcedo, Da Silva, Steinert, Donnet, todos eran insultados. Hasta Schiavi (el mejor leproso del torneo), que llegó de la mano de Marini, ex compañero en Argentino de Rosario, fue hostigado feo. "Sacalos por acá", le exigían los barras al encargado de seguridad del plantel. Había violencia para todos... "Salgan porque se las van a agarrar con ustedes", dijeron los capos de la barra a los periodistas que estaban esperando, desprotegidos, únicos testigos de lo que sucedía. Mientras, la intención era que todos los integrantes del plantel salieran por el sector donde los aguardaban los insultos. Algunos dejaron el estadio por el vestuario del árbitro. Pero Marini y su cuerpo técnico seguían adentro. Pomelo, Grioni y Marcelo Manera, el PF, tuvieron que esperar un móvil de la policía para poder irse del Coloso sin ser agredidos otra vez. El final estaba anunciado. A Marini no lo echó López, ¿no?
Rosario (Corresponsal).

Así fue la agresión al ya ex entrenador
Parecía todo controlado
Tras el partido, Marini habló con López en el vestuario. Al recibir el apoyo del presidente, fue a la conferencia.

Muchos barras, nada de Policía
De regreso, el DT se cruzó con 20 barras en el gimnasio. Se metió al consultorio y allí irrumpieron Pimpi y un secuaz.

Cabezazo y trompadas
"Andate, me cansaste", gritó el capo y le pegó un cabezazo. Hubo trompadas hasta que entraron los jugadores...

Los pesados querían más
Retirados los players, apretados los periodistas... El cuerpo técnico quedó solo y salió en patrullero. Los esperaban por más.

Así es la barra
Pimpi maneja la barra a su antojo y tiene dos laderos muy fieles: sus hermanos se encargan de manejar los grupos de choque para las distintas actividades. Pero para la parte de logística hay dos bravos: Lalo y Cohen son los que reparten las entradas, los que hablan con la Policía y los que organizan los viajes.

Con poder de decisión hasta en temas de fútbol
Patrón amenazado ¿con un arma?
Jorge Bermúdez se fue del club porque la barra lo amenazó en pleno vestuario. Dijo que nunca vivió algo igual en su vida.

A Pumpido le armaron el team
Luego del 1-4 en el clásico del Apertura 06, le dieron una lista de jugadores que no debían estar más en el equipo.

A Santiago Hirsig le sonó el teléfono
Antes de llegar a San Lorenzo lo llamó Pimpi para proponerle jugar en Newell's. Sorprendido, el volante se negó.

Lepra brava
Pimpi lleva siete años en el mando. El fue quien extendió el poder de los violentos de la Lepra a ámbitos donde otras barras no llegan.
Sebastian Sanchi ssanchi@ole.com.ar
El primero (de izquierda a derecha) es Tato, hermano de Pimpi. El de al lado es Pimpi, jefe de la barra. El quinto es Juan (de blanco), es el hermano del jefe.
Van siete años de hegemonía de Pimpi. Un reinado que se mantiene en base a violencia y aprietes y que se inauguró en una tarde-noche parecida a la del domingo. El rival era Unión, otro de los clásicos de la Lepra en la provincia y a la barra la lideraba Cacho, que en ese momento se había unido con el Loco Demente, uno de los capos más emblemáticos en los 90. La relación con el presidente López no transitaba por el mejor momento y los violentos ya no tenían la banca económica necesaria. Por entonces, el Loco Demente había llevado a uno de sus mejores soldados al paraavalanchas principal. Nada más y nada menos que a Roberto Caminos, alias Pimpi, un hincha reconocido en la zona sur de la ciudad. Sin embargo, ese ascenso le costó el puesto al propio Loco: Pimpi lo traicionó y se quedó con todo el poder. Fue una batalla corta, pero no por eso dejó de ser sangrienta. El Loco Demente fue obligado a abandonar la tribuna y obedeció: nunca más volvió a la cancha. La historia de terror en el Parque recién comenzaba...
Con el Pimpi en el mando, quien llegó para hacerle el trabajo sucio fue un tal Farías, ex convicto de la cárcel de Coronda. Junto a él arribaron Leo Spiro (amigo del barrio), Juan y Tato, éstos dos, hermanos de Caminos. Una vez afianzado en el poder, Pimpi decidió desplazar a Farías por temor a que éste repitiera el camino que él, en su momento, había tomado para desplazar al Loco Demente. Así se terminó de cerrar la configuración actual de la barra de Newell´s: Pimpi como capo; Lalo y Cohen encargados de hablar con la Policía y el reparto de entradas; Tato y Juan manejando a la "manada".
Desde un principio, la relación con López fue de confianza y hasta se habría pactado una remuneración para mantener a la gente tranquila y a la oposición política bien lejos del club. Tanta cercanía había que hasta comenzaron a tener ingerencia en el armado del equipo (ver aparte). El financiamiento de los violentos saldría del alquiler del estadio cubierto, la venta de jugadores y hasta se rumorea por el Parque que el Pimpi sería representante de pibes de las Inferiores.
Con el asesinato de Gonzalo Ferrero en el banderazo del 2005, el tema se le comenzó a ir de las manos a López. Y algunos aseguran que el propio presidente estaría fogoneando a otros grupos para que desplacen a Pimpi. Lo cierto es que la interna existe: hace un mes, ésta se trasladó a las calles cuando el líder de la barra recibió tres disparos. El último cruce terminó, la noche anterior al partido contra Lanús, con la vida de Marcelo Coria, uno de los laderos de Pimpi. Hubo poca información del hecho. Y poco se sabe también de cuándo se desatará el próximo. Lo que sí es cierto es que esta historia que lleva casi una década, parece entrar en su etapa definición. Y el miedo es cada vez más fuerte...

Marini, víctima de la barbarie
El entrenador acordó ayer su salida con el presidente Eduardo López; el técnico, tras la derrota frente a Central, fue agredido por uno de los líderes de la barra brava que, además, lo intimó a presentar la renuncia
Martes 18 de setiembre de 2007 | Publicado en La Nación
Rosario.- Newell´s se quedó sin técnico. La "renuncia" de Pablo Marini despejó el camino para la llegada de un nuevo entrenador. Los nombres que suenan para reemplazarlo son varios. Antonio Mohamed y Jorge Burruchaga están en la lista de candidatos. De esta manera, ya son cuatro los entrenadores que dejaron su cargo, apenas jugadas nueve fechas del Apertura: Francisco Maturana (Gimnasia y Esgrima La Plata), Ricardo Caruso Lombardi (Argentinos Juniors) y Antonio Mohamed (Huracán). Claro que, a esta altura, eso es sólo una anécdota.
La salida de Marini estuvo rodeada de violencia e impunidad. Según pudo averiguar La Nación, minutos después de la caída ante Central por 1-0, el DT habló con el presidente Eduardo López por el término de media hora y acordaron seguir conversando el lunes por la mañana. Tras esa charla, Marini se dirigió a la conferencia de prensa y les pidió disculpas a los hinchas por la derrota. Su expresión evidenciaba que su suerte estaba echada. Claro que no se imaginaba lo que iba a suceder poco después.
Al terminar el contacto con el periodismo, se chocó con un grupo de la barra brava que lo esperaba en el gimnasio contiguo a la sala de conferencias. La discusión se desató en el consultorio médico de ese lugar. Uno de los líderes de la barra brava, además de amenazarlo y obligarlo a renunciar, le habría pegado un cabezazo. Después, según se supo, hubo un cruce de golpes, entre el barra, el propio Marini y Marcelo Grioni, su ayudante de campo. Los gritos retumbaron en el vestuario y los jugadores intercedieron por Marini.
El mal clima también se extendió al playón de estacionamiento, por donde salían los futbolistas. Matías Donnet y Rolando Schiavi fueron insultados e increpados por un sector de la barra brava. También Damián Steinert fue hostigado e insultado. Y hubo más. Integrantes de la hinchada les "sugirieron" a los periodistas que se retiraran del lugar. La "apretada" a Marini ya había tenido un antecedente. Antes del encuentro ante Lanús (0-0, por la 7ma fecha), el técnico recibió la visita de los violentos en la concentración.
La pregunta surge naturalmente: ¿qué hacían los barras en ese sector? La barra, liderada por Pimpi Caminos, se mueve como si fueran los dueños del club. Manejan el estadio cubierto donde se realizan espectáculos artísticos y ofician de organizadores, como cuando se jugó el showbol con Diego Maradona. También se dice que supervisan las divisiones inferiores, a cargo Sergio Almirón, hombre de confianza de López. Y hasta se habla de que son dueños de los pases de algunos jugadores. ¿Puede el presidente López estar ajeno a esto? Es difícil creerlo.
Lo vivido y sufrido tras el encuentro lo ubica a Marini como una víctima más de un sistema perverso. La reunión entre López y Marini fue apenas una formalidad. El daño ya estaba consumado.
La campaña que le puso fin al ciclo de Pomelo La campaña de Pablo Marini puede considerarse discreta: ganó nueve partidos, empató seis y perdió diez. Jugó dos clásicos como local: ganó uno, en el Clausura 2007 por 1-0, con un gol de Oscar Cardozo, y anteayer cayó por 1-0.
Por Pablo Casazza

Los 18 DT de López
Durante la presidencia de Eduardo López, desde 1994, pasaron 18 técnicos: Castelli, Zanabria, Yudica, Llop, Zamora, Veira, Puppo, Machetti, Jozic, Gallego, Olmos, Pumpido, Ribecca, Donsanti, Rebottaro, Dabrowski, Ribolzi y Marini.

Otras Señales

Quizás también le interese: