viernes, 17 de agosto de 2007

¿Dónde está Miguel?

En 1990, el padre de Miguel Bru es despedido de la empresa de colectivos para la que trabajaba. La familia debió trasladarse a una vivienda más precaria; Miguel se mudó a un barrio suburbano con un amigo. La mafia de la Bonaerense era también parte del nuevo barrio. Una patota de policías entro en su casa con la excusa de buscar drogas e impedir los ensayos de una banda de rock formada por él. Parece que la denuncia hecha por Bru por allanamiento ilegal y abuso de autoridad ante la Fiscalía no hizo mucha gracia a los verdugos.
17 de agosto de 1993, Comisaría 9ª de La Plata. El estudiante de la Facultad de Periodismo Miguel Bru es ingresado a la seccional por dos policías, el ex oficial Walter Abrigo y el ex sargento Justo López. Comienza la tradicional práctica de la tortura: la salvaje agresión causó su muerte. El cuerpo nunca fue encontrado.
El juicio oral y público recién se realizó el 17 de mayo de 1999. Se dictaminó que el joven fue sometido a torturas que le causaron la muerte. Fue la primera vez que la Cámara Penal platense consideró a través de varios testimonios, sentenciar a varios policías por homicidio sin contar con la prueba principal que es la existencia del cadáver de la víctima.
Por este hecho fueron condenados a prisión perpetua el ex oficial Walter Abrigo y el ex sargento Justo López, quienes se desempeñaban, en esa época, en el servicio de calle de la seccional 9ª. También recibieron dos años de prisión el comisario Juan Domingo Ojeda, jefe de los imputados, y el suboficial Ramón Cerecetto, quien en ese momento estaba en la guardia de la comisaría y adultero el libro de guardia borrando el nombre de Miguel. Sin embargo, ninguno se encuentra en la cárcel, ya que tiempo después todos fueron excarcelados por considerar el tiempo del cumplimiento de la pena mientras se realizaba el juicio. Walter Abrigo no obtuvo este beneficio: fue encontrado muerto en su celda.
Miguel se suma a los ya numerosos casos del accionar represivo y mafioso de “la maldita policía” en la provincia de Buenos Aires, cómplice del aparato de poder del Estado.
El sistema político y social continúa limpiando sus manos en el encubrimiento, ahora guardados en un régimen constitucional donde todas las libertadas están garantizadas. ¿Las de quiénes? La vigencia de la impunidad del sistema hace a una Justicia aliada al poder de turno, que legitima “los abusos de los verdugos”, y es funcional a estos crímenes permitiendo la libertad plena de los encubridores.

"Le dicen gatillo fácil, para mí lo asesinó
a ese pibe de la calle que en su camino cruzó (...)
no se olviden de Cabezas, de Bulacio, Bru y Bordón
¡Ay!, la lista es tan larga que no puedo cantar hoy"
(“Gatillo Fácil”, del grupo Flor de Piedra)

La Asociación hoy patrocina 13 causas de represión institucional y policial, entre las cuales se encuentran las de Mauro Martínez (fusilado por la policía), Christian Dominguez (ahorcado en la comisaría 1ª de Berisso) y Maximiliano Andrés Díaz Subils (encontrado muerto en la Comisaría 6ª de Tolosa). Prensa De Frente entrevistó a Rosa Bru, mamá de Miguel y presidenta de la asociación.

- Una de las principales consignas de la marcha de hoy fue “crear conciencia”. ¿Cómo retoma esta idea la Asociación Miguel Brú?
- Llamar a la reflexión a los vecinos y a los habitantes de La Plata, ya que las cosas lamentablemente siguen pasando, que la policía sigue matando impunemente y con más frecuencia. Hoy en día escucho a los familiares y yo también lo decía cuando pasó lo de Miguel: “Nunca creí que me iba a pasar”. Siempre pensé que como nosotros somos humildes y no militábamos, no nos iba a pasar nada, creía que eramos una familia común como cualquier otra y sin embargo nos pasó... Hasta que a uno no le pasa no toma conciencia de que de la realidad no se está exento y eso lo vengo escuchando en los familiares a lo largo de estos catorce años de existencia de la Asociación. Por eso, creo que estando en la calle y manifestándonos nos van a conocer. El caso de Miguel se conoció así, por la permanencia, entonces lo que a mí me quedó en la cabeza es que lo que sirve es la lucha.

- ¿Cómo ves al gobierno en materia de derechos humanos?
- La política de los derechos humanos de Kirchner al principio me había entusiasmado. Ahora no tanto, creo que hay muchas fallas, pero celebro este gobierno a diferencia de los que teníamos: veo un cambio muy grande. Cuando pasó lo de Maxi Albanesse, lo de Andrés Núñez, lo de Juan Carlos Gutiérrez, no teníamos un gobierno que te reciba y te escuchara, estábamos totalmente solos. En ese momento nuestro enemigo era el gobierno y marchabas contra él. Ahora no sé si bien o mal, pero creo que si está, hay que aprovecharlo, más allá que no estés de acuerdo con algunas cosas, que exista una Secretaría de Derechos Humanos, que pongan un poco el hombro ya es otra cosa. Aunque después los resultados sean siempre los mismos.

- A partir del juicio por Miguel, donde en fallo ejemplar se condenó a los policías por asesinato y torturas por primera vez en la Argentina sin que se haya encontrado el cuerpo, ¿creés que se puede volver a repetir?
- Creo que si hay gente con deseos de trabajar, yo creo que se va a repetir, más de una condena ejemplar, no solamente en un juicio sino también en Tribunal de Casación, donde siempre se revierten o bajan las condenas, como pasó con el caso de Natalia Melman o José Luis Cabezas. Es que ningún familiar está conforme con ninguna sentencia, vos ves que ellos están vivos y es el tuyo el que no vuelve, es una sensación. Cuando vos perdés a un hijo porque está enfermo vos decis “Bueno hice lo que pude y dios lo decidió”, pero cuando te lo matan es muy distinto.

¿Por qué crees que ocurren los casos de asesinatos y torturas a manos de la policía y fuerzas represivas?
A mí me costó entender que por un lado es un resabio de la dictadura ya que con esa impunidad que gozaban, esa libertad de “matar total no pasa nada”, aún en nuestra democracia joven pensaban que nunca les iba a toca como, por ejemplo, el caso de Etchecolatz, que sentía que no lo condenaban a él, que se condenan ellos. Pero sin embargo, hoy por hoy vas a juicios y ves policías muy jóvenes que asesinaron y torturaron a otro de su misma edad: ahí no podemos hablar de resabios, porque ya no tienen la edad como para decir “me quedaron las viejas costumbres”. Ya las vienen incorporando aprendiendo en la Escuela de Policía, esta ideología que la vienen aprendiendo y que les hacen creer que son inmunes. En el juicio de José Luis Moreno [asesinado por la policía el 19 de julio de 1995] la mitad de la Sala IV de la Cámara Penal eran estudiantes de policía traídos por uno de los abogados de los asesinos para que vean el juicio, para que esos “futuros miliquitos” vean como se podía matar y tenían quién lo defienda. Antes, cuando estaba el Ministro de Justicia Gustavo Béliz se hacían charlas de los familiares con los policías para expresarles cuanto dolor había después de lo que ellos hacían: yo siempre me negué, no les voy a cambiar la cabeza. No les importa, imagínate que una mamá que iba me contó que algunos han llegado a hacerse los dormidos.

¿Qué pensás que el gobernador Felipe Solá haya dicho que Julio López fue el primer desaparecido en democracia?
- Yo, en ese momento, no lo tomé como la dimensión que le dieron todos. No lo escuché enseguida, cuando me llaman por teléfono y me cuentan dije que quizás el gobernador había querido decir que era el primer “doblemente desaparecido” de la democracia pero de la época de la dictadura. No le di importancia, me preocupaba más por que Julio López esté bien y no le haya pasado nada. Me costaba creer y aceptar que era un nuevo desaparecido, tenía la misma negación que con lo de Miguel hasta que pasó el tiempo. Volver a sufrir la desaparición de un familiar debe ser terrible. Quizás mi reclamo es a los cantitos que dicen que después de treinta años se tiene al primer desaparecido en democracia, ya que se le está dando la razón a lo que dijo el gobernador y hay tantos casos anteriores, no sólo el de Miguel. Cuando salió lo de Miguel se decía que salió con una cargamento de droga, que era homosexual y nosotros teníamos un objetivo: demostrar que Miguel había sido victima y que “las personas no se evaporan” como decía un volante que hicieron los amigos en aquel momento.

Fuente: Prensa de Frente
Fotos: Asociación Miguel Brú, afiche del mediometraje ¿Dónde está Miguel? de
Pablo Torello y Jorge Jaunarena

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