jueves, 8 de octubre de 2009

Juan Carlos "Pinocho" Mareco 1926-2009

"Pinocho", como se lo conocía en el ambiente del espectáculo, fue un destacado conductor de radio y televisión, además de comediante, cantante, compositor y actor uruguayo. Ganó 7 Martín Fierro y, entre otros trabajos, condujo un recordado ciclo sobre el personaje infantil.
El actor, locutor y conductor Juan Carlos Mareco falleció esta tarde a los 83 años. Uruguayo de nacimiento, al animador se radicó en Argentina desde joven donde se hizo famoso al ser la cara de exitosos programas de televisión. También fue anfitrión del Topo Gigio durante el ciclo que se realizó en Argentina.
Mareco, llegado a la Argentina desde su Uruguay natal a fines de los años 40, fue apadrinado en aquella oportunidad por su coterráneo Wimpy, quien lo vinculó a la radio porteña y le puso el seudónimo de "Pinocho", que el artista usó durante décadas.
Figura fundamental de la radio y la TV argentinas, Mareco nació el 26 de enero de 1926 en la ciudad de Carmelo, departamento de Colonia, y muy joven ingresó al ámbito radial de Montevideo, donde se destacó como actor, cantante y creador de festejados personajes.
En Canal 7 debutó en 1954 con "Gran Hotel Panamá", su primer ciclo en vivo, programa que fue seguido por "La noche con amigos" y "Los amigos del tango". Pasado al Canal 13 condujo "El show de Pinocho", que fue su debut en la TV uruguaya en 1961.
Luego de la caída de Juan Domingo Perón fue radiado de los medios argentinos por su supuesto apoyo al mandatario depuesto y debió sobrevivir de la venta de artículos para el hogar, hasta que a fines de la década los canales volvieron a acordarse de él.
En declaraciones hechas en 1987, ya con su programa "Cordialmente" en las mañanas de Radio Mitre -también estuvo en Rivadavia- afirmó que se levantaba a las 5 de la madrugada para estar bien informado y que si no leía siete libros por semana no se sentía conforme.
Acusado de ser "un adulón" con sus entrevistados, sobre todo si pertenecían al ámbito político, el ex Pinocho se defendía diciendo que en "un país donde existe un grado muy alto de agresividad en los medios de comunicación", alguien como él, que trataba con cariño a sus interlocutores, era visto como algo extraño.
Recordó el afecto que el ex presidente Perón le dispensaba y que en los primeros años 50 el líder había dicho: "¿Quién será ese uruguayo que no hace groserías trabajando en la radio y en el Maipo?".
Contrariamente al parecer popular, Mareco decía no creer ser "amigo de todo el mundo" y que ese epíteto le molestaba, y que si a alguien le debía algo era a sus siete nietos y a sus cuatro hijos, ya que "nadie me aduló en la mala".
La fama de Mareco atravesó el océano y cumplió varias temporadas en la TV madrileña, hasta que en 1966 se radicó en Chile, donde hizo "Casino Philips" en la TV santiaguina. Poco después regresó para secundar al recordado Topo Gigio, que enterneció por Canal 13 a chicos y grandes.
Su aparición en el cine fue con "Detective a contramano" (1950), de Adolfo L. Fabregat, filmada en Montevideo, un enorme éxito de la época en el entonces inexistente cine uruguayo, y el mismo año enfrentó las cámaras argentinas con "El otro yo de Marcela", de Alberto de Zavalía, con Delia Garcés y Alberto Closas.
Su carrera en el cine no fue copiosa pero incluyó "¡Qué hermanita!", con Olga Zubarry, y "El patio de la morocha", con Virginia Luque, ambas de 1951, y "Su seguro servidor" (1954), tras la cual su carrera se interrumpió.
Recomenzó en 1961 con un "pastiche" titulado "Una americana en Buenos Aires", donde debía lidiar con un elenco importado en el que estaban Mamie van Doren, Jean-Pierre Aumont y -menos mal- Carlos Estrada, Guido Gorgatti y Nathán Pinzón.
Hizo también algunas películas en España, acompañó al Topo Gigio en "El mago de los sueños" (1966) y sus últimas apariciones en la pantalla grande fueron en el musical "Una ventana al éxito" (1966) y la picaresca "La Cigarra está que arde" (1967), junto a un elenco multiestelar donde estaban Olinda Bozán, Angel Magaña, Zulma Faiad y el también oriental Santiago Gómez Cou.
Casado en varias oportunidades, una de ellas con la vedette y actriz Mariquita Gallegos, el artista contrajo enlace en 1988 con Elena Luisa Galtieri, con quien llevaba 13 años de convivencia y resultó la definitiva mujer de su vida.
En radio hizo, además de "Cordialmente"(ver video abajo Mareco junto a Lito Nebbia, María Rosa Yorio, Rubén Rada y Silvina Garré cantando "Solo se trata de vivir"), el "Kenia Sharp Club", por Radio Nacional, en tanto recibió cuatro premios Martín Fierro (1967, 1968, 1971 y 1972) por sus distintas labores y el Prensario como Mejor Programa Radial de 1984, así como reconocimientos en España y Estados Unidos.
Fue galardonado como Ciudadano Honorario del Condado de Dade, Estados Unidos, y nombrado Caballero de la Orden de San Martín de Tours en 1986. También recibió el premio Malvinas, otorgado por el Senado de la Nación en 1987.





Adiós, gentil caballero
Cálido sin ser confianzudo, campechano sin ser grosero, directo sin ser agresivo, Mareco, todos lo despiden emocionados.
Por: Osvaldo Bazán
Acá alrededor, en el vértigo instantáneo de la redacción, la noticia nos hizo mirarnos y no tardamos nada en largar nombres: Topo Gigio, Cordialmente, Casino Philips. Esos hitos que no hace falta ir a buscar a ningún cable informativo, porque son nombres que están presentes como el de Juan Carlos Mareco.
Es la memoria colectiva que no se equivoca: ¿cuánto tarda cualquier cuarentón argentino en encontrar en el rincón más preciado de la memoria el besito de las buenas noches que Pinocho daba cada semana al Topo Gigio? La noche en que Mareco Pinocho anunció que era la última edición de su show con el Topo, fue el momento en que supe que mi padre no era un héroe, porque a pesar del berrinche que hicimos con mi hermano no fue capaz de retener al Topo y a Pinocho en pantalla. ¿Para qué me servía un padre así?
Muchos años después, fue en el living de Juan Carlos Mareco en la televisión pública 83 que vimos por primera vez a los exiliados que volvían después de la dictadura, donde se descongelaron las listas negras, donde todos cantaban y aseguraban que iba a estar buena la Argentina. Cordialmente fue la versión televisiva de la primavera democrática. Esas buenas noticias venían de la mano de Mareco, que no se privaba de hacer el sketch de la escalerita atrás del sillón (no sé si era un adelantado o es que ahora estamos tan atrasados).
Cálido sin ser confianzudo, campechano sin ser grosero, directo sin ser agresivo, Mareco caballero gentil, los chicos del Topo Gigio, los jóvenes de Cordialmente y todos los demás, lo despiden emocionados.

Fuente:
Crítica de la Argentina

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